viernes, 27 de diciembre de 2013

EXPLICACIÓN DE POR QUE MEZCLAMOS POLITICA Y RELIGIÓN

ACOSTUMBRADOS A QUE LA GENTE DICE QUE HORROR MEZCLAS POLÍTICA Y RELIGIÓN ES UNA RESPUESTA CLARA Y SENCILLA DE COMO LOS HOMBRES NO PODEMOS SEPARAR A  DIOS DE LA POLÍTICA.


EL HOMBRE NO SE PUEDE SEPARAR DE DIOS, 

DE LA MORAL, NI  DE  LA  POLÍTICA

La buena política está basada en el principio de participación. Los cristianos somos gente que pretende tiene unas  normas y valores concretos, que trata de vivir el día a día según el amor y la presencia de Dios. Tratando a nuestro prójimo y como a nosotros mismos.
Debido a estas características espirituales los cristianos somos, en potencia  los  mejores candidatos para ejercer el poder político con sentido de responsabilidad, ya que somos seguidores de Jesucristo que hemos aceptado el papel de siervos en la vida.
Y esa es la actitud correcta para ejercer el poder político: sentirse siervos de los demás.
El creyente debe incurrir en la política, no a pesar de su fe, sino porque ser cristiano así lo exige. Debemos cristianizar la política.
Estamos llamados a ser “luz, sal y levadura” en el mundo, no aislarnos de él. La luz, la sal y la levadura representan “acciones dinámicas” y tienen que actuar iluminando, dando sabor, preservando y transformando allí donde estén.
¿Por qué debemos participar en política? Desconocer o ignorar la política y no participar es tirar piedras contra nuestro propio tejado, pues la política afecta todos los aspectos de la vida de las personas. Podemos ayudar en el proceso de trasladar las presiones sociales en leyes públicas.
¿Son el Estado y el gobierno civil parte de la voluntad de Dios? Pablo vio al Estado como un instrumento en las manos de Dios, pues evita el caos en el mundo. Aquellos que lo administran juegan una parte importante en esa gran tarea, porque Dios le ha delegado la responsabilidad de castigar el mal y fomentar el bien. La autoridad del estado es, pues, una autoridad delegada por Dios en función del orden necesario para la vida social. Es el deber de los cristianos el ayudar y no estorbar.

¿Cómo podemos luchar contra la corrupción política?. La solución es que la gente decente agarre la escoba y se ponga a limpiar. Nunca resolveremos el problema de la corrupción en la política alejándonos de ella o dejándola en manos de otros. Siempre se da mayor grado de inmoralidad allí donde el pueblo abandona y no participa, algunos se auto marginan de la participación política porque en realidad no entienden  el proceso o los asuntos que se discuten.
El apóstol Pablo dice «Todo pensamiento y acción está sujeto al análisis de la Escritura» (2 Corintios 10:5).
El creyente debe incurrir en la política, no a pesar de su fe, sino porque ser cristiano así lo exige. Debemos cristianizar la política.
Los dos temas que se discuten actualmente en todos los países del mundo es el matrimonio entre el mismo sexo y la carnicería de bebés no nacidos. Así como los grandes profetas de la antigüedad (Amós 7:10; Marcos 6:17,18), los cristianos tienen la obligación divina de mantenerse firmes en contra de todos los políticos que sostienen tales comportamientos impíos. Ciertamente, nuestros votos deben estar guiados por los mismos principios que Jehú articuló cuando condenó la afiliación política de Josafat con el Rey Acab «que al impío daba su ayuda y amaba a los que impío daba su ayuda y amaba a los que aborrecían a Jehová» (2 Crónicas 19:2).

EL ABORTO: ¿TIENE LA MUJER DERECHO A 

INTERRUMPIR SU EMBARAZO?

Uno de los intentos más promovidos actualmente por los grupos pro-aborto, es sin duda la idea de relacionar el aborto con los derechos de la mujer. La Campaña por una Convención Interamericana de los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos, mediante su propuesta de mayo de 2010, expresa lo siguiente, en su Articulo 18 sobre derechos reproductivos:
Las mujeres de todas las edades tienen derecho al ejercicio de una maternidad segura y voluntaria. Asimismo tienen derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, sin poner en riesgo su vida o su salud como consecuencia de ello.
En otras palabras, los que defienden el aborto lo hacen porque creen, entre otras cosas, que el fruto de un embarazo no es en realidad una persona humana, sino un “producto” del cual la madre puede disponer si lo desea porque se trata de su cuerpo sobre el cual tiene pleno derecho. ¿Es cierto todo esto?
Para desmentir esto lo primero que debemos hacer resaltar ciertas características, científicamente comprobables, que hacen de la criatura recién concebida, una vida diferente de la madre.
Primero, el niño concebido posee un código genético notoriamente diferente del de su madre. Como señalamos en el articulo ¿Cuándo Empieza La Vida Humana?: «Desde el momento de la concepción, la célula huevo o cigoto posee autonomía desde el punto de vista genético ya que, aunque dependa del útero materno para su nutrición y excreción, su desarrollo estará guiado por la información que contienen los propios genes.»
Segundo, pronto la vida en desarrollo del embrión tendrá, bien diferenciado de los de su madre, un nuevo corazón palpitando,  un nuevo tipo de sangre circulando, una cabeza, dos ojos, dos brazos, dos piernas, y más órganos que no pertenecen a su progenitora. ¿Y qué decir si está embarazada de un bebé varón? En este caso también tendrá órganos genitales diferentes.
Todo esto debe llevarnos a concluir que el derecho que tiene una mujer sobre su cuerpo no debería incluir la eliminación de la nueva vida que lleva en su vientre. Como señala muy atinadamente Randy Alcorn: «El tan sonado derecho a la elección ignora lo obvio: no todas las elecciones son legitimas. En realidad -y en esto coincidirían tanto los cristianos  como los no cristianos- algunas elecciones son buenas, otras malas. Por lo tanto, no podemos ser uniformemente pro elección o contrarios a la elección. En lugar de eso, deberíamos ser pro bien y contrarios a las mala elección» 
Finalmente, estamos totalmente de acuerdo con la defensa de los derechos humanos de la mujer, pero ¿Quién defiende los derechos humanos del niño no nacido?. La defensa del aborto está llena de contradicciones que van desde el plano científico hasta el plano de lo social y legal. No se puede suprimir la vida de un inocente en nombre de la "libertad de elección".





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