domingo, 21 de octubre de 2012

Comunicado Resistencia Cristina

En forma gradual, pero inexorable, la vida pública Española se va volviendo escenario de hostilización creciente contra la mayoría de inspiración cristiana, y de fomento ostentoso a minorías adeptas a conductas más que cuestionables, las cuales no cesan de aumentar su agresividad frente a quienes no concuerdan con su forma de proceder.

En efecto, ciertos personajes públicos ven todo lo que tenga origen claramente cristiano como si fuese fundamentalismo, mientras todo lo que signifique conductas aberrantes -sean de naturaleza sexual, sean actos que impliquen aceptación creciente de las prácticas abortivas o de otras posturas contrarias al derecho a la vida- es visto como digno al menos de tolerancia, cuando no de franca simpatía.                       

I. El País es lanzado al abismo de la degradación moral, social y política

España es objeto, desde finales del anterior regimen, ha ido poco apoco siendo un verdadero alud de proyectos amorales, de sistemático menoscabo de la familia cristiana y de promoción de las llamadas “minorías sexuales”, transformandolas en un sector privilegiado por el Estado, con consecuencias funestas sobre la moralidad de la sociedad. 

Esa ofensiva anti-cristiana es de tal envergadura que produce en los espíritus un maléfico efecto de confusión, desconcierto y paralización, silenciando a las numerosas fuerzas de opinión conservadora en el País que discrepan de estas iniciativas.

Esa sensación de impotencia se produce también por la amenaza de persecución que se hace sentir desde la aprobación de la leyes a favor en lo referente a los homosexuales, aborto etc. la cual es usada para paralizar las reacciones, como ya  sucedió con la valiente defensa de la familia.

En una palabra, se trata, no de impedir las discriminaciones que pueda haber contra los homosexuales, sino de dar a éstos las armas legales para que lancen una ofensiva general de discriminación contra todos los que, en razón de los principios cristianos, tienen objeciones a esas conductas y no quieren que ellas contaminen a la juventud.

Así, hoy por hoy, el Estado se convirtió en el gran ejecutor de la "Revolución Cultural"  que, inspirada en las obras del fundador del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci, pretende instaurar un neo comunismo a través de una drástica eliminación de las buenas costumbres nacidas bajo el influjo de la Civilización Cristiana.

La política de concesiones se ha instalado a la manera de una fiebre obsesiva. No piense el lector que ella nos llevará a forma alguna de concordia nacional. Al contrario, será la puerta para nuevas exigencias y concesiones, así como a  nuevos paradigmas de ruina moral, social y política, como fruto de la violación sistemática e impune de la Ley Natural.

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