LA HISPANIA ROMANA
La primera división territorial del la Península Ibérica se
realiza tras la llegada de los romanos, en el año 197 a.C., ya que no cabe hablar de
un modelo común de organización de los pueblos prerromanos. Los romanos
identificaron como Hispania todo el territorio que estaba más allá de los Pirineos y lo
dividieron en dos provincias: la Hispania Citerior (desde los Pirineos hasta la
desembocadura del río Almanzora, al sur de Cartagena) y la Hispania Ulterior (al sur de ese
punto). Hay que tener en cuenta que en un primer momento, la conquista comprende únicamente
la parte oriental de la Península, por lo que los límites occidentales de ambas
provincias no son muy precisos y se van ampliando a lo largo de los siglos II y I
a.C.
En el año 27 a.C., tras culminar la conquista de Hispania,
Augusto realiza una nueva división: La Hispania Citerior o Tarraconensis, con
capital en Tarraco llegará hasta Gallaecia e incluirá, en el sur, Cástulo (región
minera de Sierra Morena), llegando hasta la actual Almería. La Hispania Ulterior se
dividirá en Hispania Ulterior Bética, con capital en Corduba, e Hispania Ulterior
Lusitana, con capital en Emérita Augusta. Dentro de la división general del Imperio, la
Bética, más romanizada, será provincia senatorial, mientras que la Tarraconensis y la
Lusitania, más militarizadas, se convertirán en provincias imperiales.
Cada una de las provincias será dividida a su vez en
conventus, circunscripciones primero jurídicas y luego también
administrativas:Miguel Ángel Ruiz Ortiz La organización territorial de España a
lo largo de la historia
ISSN
1989-4988 http://www.claseshistoria.com/revista/index.html 3
Tarraconense: Tarraco (Tarragona),
Cartago Nova (Cartagena), Caesaraugusta (Zaragoza), Clunia (Coruña del Conde),
Asturica Augusta (Astorga), Lucus Augusti (Lugo) y Brácara Augusta (Braga).
Lusitania: Emérita Augusta
(Mérida), Scallabis (Santarem) y Pax Iulia (Beja).
Baetica: Corduba (Córdoba), Gades
(Cádiz), Hispalis (Sevilla) y Astigi (Écija).
Esta división provincial perduró hasta que el emperador
Caracalla (211-217) creó la nueva provincia de Gallaecia (conventus de Asturica,
Brácara y Lucus). Diocleciano (284-305) llevará a cabo una reestructuración
territorial del Imperio, dividiendo las provincias para aumentar su número y reducir
su tamaño, y agrupándolas en diócesis y éstas, a su vez, en prefecturas.
Así, la diócesis de Hispania, perteneciente a la prefectura de las Galias,
estaba dividida en el año 297 en seis provincias: Bética, Lusitania, Cartaginense, Gallaecia,
Tarraconense y Mauritania Tingitana. Para Marcelo Vigil, la incorporación de esta
provincia del norte de África obedece a razones militares, para evitar las invasiones de
tribus africanas. En el año 385 las Islas Baleares son separadas de la Cartaginense para
convertirse en provincia.
Además del gobernador nombrado por Roma (procónsul o legado,
según fueran provincias senatoriales o imperiales), las provincias
contaban con los Concilia Provinciae, que reunían a los representantes de las
ciudades. La ciudad era la unidad fundamental político-administrativa y contaba para su
gobierno con una curia y unos magistrados, a imitación de Roma. El sistema municipal entró
en crisis desde el siglo III y, según Marcelo Vigil, los gobernadores provinciales
fueron perdiendo atribuciones en favor del vicario de la diócesis de Hispania.
LA HISPANIA VISIGODA
En el año 507 los visigodos, que ya habían entrado en
Hispania en el siglo anterior, establecen su capital en Toledo. Mantendrán la
división provincial de los romanos: Tarraconense, Bética, Lusitania y Cartaginense,
poniendo al frente de cada provincia a un rector provinciae, sustituido luego por un
duque (funciones civiles y militares), mientras que la Gallaecia estará ocupada por los
suevos y la costa sur Miguel Ángel Ruiz Ortiz La organización territorial de
España a lo largo de la historia mediterránea por los bizantinos. Será Leovigildo, en la
segunda mitad del siglo VI, quien consiga la unidad territorial de la Península. A las
cinco provincias peninsulares añaden la Septimania o Narbonense (costa mediterránea de la
Galia) y las marcas de
Asturica, Cantabria y Vasconia, provincias más
militarizadas.
Los textos hablan de que “Súntila obtuvo la monarquía de
toda España”, por lo que según Luis González Antón, podemos hablar con propiedad
de la creación del “reino de España”.
De los duques dependían los condes, que administraban
territorios menores. De todas formas, el control del territorio nunca fue muy
eficaz y la ruralización y la feudalización permitieron la formación de grandes señoríos
territoriales. Los arzobispos residían en Braga (Galicia), Mérida (Lusitania),
Sevilla (Bética), Toledo
(Cartaginense), Tarragona (Tarraconense) y Narbona
(Narbonense).
AL-ÁNDALUS
Desde que en el año 711 llegan los musulmanes, la Península
Ibérica queda dividida entre los cristianos del norte, que al principio
dominan una pequeña franja pero que poco a poco irán creciendo, y los musulmanes al
sur, si bien en un primer momento la frontera está muy al norte y dominan casi toda la
Península.
Al-Ándalus, que es el nombre que los musulmanes dan a
Hispania, se constituye en un primer momento como Emirato (provincia)
dependiente del Califato omeya de Damasco, con capital en Córdoba, pero desde 750 se
convierte en Emirato Independiente del Califato abbasí de Bagdad, para,
finalmente, transformarse en Califato de Córdoba (929-1031).
En la organización territorial de Al-Ándalus podemos
distinguir cuatro zonas:
La zona del valle del Guadalquivir,
con capital en Córdoba, que es también capital de Al-Ándalus. Se divide en 28 coras, provincias
que, según el profesor Leví Provenzal, se corresponden con las divisiones condales
de época visigoda.
La Marca Inferior, con capital en
Mérida y luego en Badajoz, región militar para defender Al-Ándalus de los ataques de gallegos y
astures.Miguel Ángel Ruiz Ortiz La organización territorial de España a lo
largo de la historia
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La Marca Media, con capital en
Toledo (para defenderse de los castellanos).
La Marca Superior, con capital en
Zaragoza (para hacer frente a los aragoneses y catalanes).
Tras la caída del Califato (1031), Al-Ándalus se divide en
32 reinos taifas, que coinciden aproximadamente con las marcas y las coras. Tras
dos periodos de unificación bajo los almorávides y los almohades, seguidos
cada uno de ellos por los segundos y los terceros taifas, el avance cristiano ha sido
tal que a mediados del siglo XIII los musulmanes tan sólo conservan el reino de Granada.
LOS RENOS CRISTIANOS
Por su parte, los reinos cristianos del norte empezarán como
pequeños núcleos de resistencia al invasor que, poco a poco y a lo largo de
los siglos, irán avanzando hacia el sur, en el proceso conocido como la Reconquista,
que duró ocho siglos.
En un primer momento (siglos VIII-X) tenemos el reino astur
(luego asturleonés) el reino de Pamplona (luego de Navarra), el condado de
Aragón (dependiente de Pamplona) y la Marca Hispánica de Carlomagno (luego
condados catalanes).
Aparece también el condado de Castilla, dependiente primero
del reino de León y luego del de Navarra.
Tras la muerte de Sancho III el Mayor (1035), rey de
Navarra, sus hijos se reparten los reinos de Navarra, Castilla y Aragón. En el
siglo XII, el condado de Portugal, hasta ahora dependiente de Castilla-León, se
convierte en reino, mientras que en la zona oriental, Cataluña y Aragón se unen,
conformando la Corona de
Aragón. Tenemos, pues, desde el siglo XII, cinco reinos
cristianos: Portugal, León,
Castilla, Navarra y Aragón. Castilla y León se unen
definitivamente en el siglo XIII (1230).
El matrimonio entre Isabel I de Castilla y Fernando II de
Aragón (V de Castilla) conlleva la unificación de ambos reinos. Además, en 1492
conquistan Granada (incorporada a Castilla) y en 1512, muerta Isabel, Fernando
anexiona Navarra a Castilla, conservando su condición de reino. Durante el
reinado de los Reyes Católicos se produce también el Descubrimiento de América y se culmina
la conquista de las islas Canarias, lo que extiende los territorios hispánicos
hacia el Atlántico. Además, se conquista Melilla (1497). Por su parte, la Corona de Aragón
comprendía los reinos de Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares, cada uno con sus
Cortes propias, al contrario que en Castilla, que sólo había unas Cortes. Además, Aragón
contaba con posesiones en Italia.
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