Un
estudio realizado en los Estados Unidos y presentado en el simposio
"Adopción Homosexual: lo que la ciencia ha descubierto", en México,
reveló que la mayoría de los niños adoptados por "parejas" del mismo
sexo desarrollan "mayores niveles de stress," y sufren"diversos traumas y desórdenes de conducta", incluídas "tendencias y tentativas suicidas", en grado mucho mayor que otros niños igualmente huérfanos o abandonados por sus padres biológicos.
Su autor, el Dr. George A.
Reckers, profesor de Neuropsiquiatría y Ciencias de Conducta de la
Universidad de Carolina del Sur, recopiló varios estudios demostrativos
de que esos niños sufren de "miedo, ansiedad, aprensión, vergüenza y
explosiones de cólera, al tratar de ocultar a sus amigos y conocidos la
homosexualidad de sus padres" (1).
"Debido a la alta incidencia de trastornos
psicológicos entre los niños que entran en el sistema de cuidado
adoptivo," aquellos "que viven con un homosexual en una casa de
adopción," son especialmente "vulnerables a los daños psicológicos y una
creciente incapacidad para adaptarse", concluye el estudio Rekers.
Oscar Rivas, presidente de Renacer, subrayó que "de
acuerdo a la experiencia internacional, sobre la base de diversos
estudios e investigaciones, la conclusión es que en materia de adopción,
los derechos de los niños, no los de los padres, son los que deben
prevalecer."
El simposio tuvo lugar en México después que los
legisladores en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México aprobó
reformas que permita la adopción homosexual. El estudio del Profesor
George A. Rekers fue la base para las resoluciones del estado de Florida
que prohíbe la adopción de menores por parejas del mismo sexo.
El estudio tan sólo
confirma lo que el sentido común indica: permtir la adopción de niños
por pervertidos homosexuales equivale a destruirlos psicológicamente.
¿Qué juicio merecen los parlamentarios y los gobernantes que dan status legal a esta abominación?
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