POR: | ANDREW LINZEY |
|
síguelo…
Traducido de Jesús Was a Vegetarian por:
Alejandro Muñoz Uribe
«Los
animales son criaturas de Dios, no son propiedad humana, ni utilidades,
recursos o mercancías, sino seres preciosos a la vista de Dios. … Los
cristianos que tienen la mirada fija en el horror de la crucifixión
están en una posición especial para entender el horror del sufrimiento
inocente. La Cruz de Cristo es la identificación absoluta de Dios con
los débiles, los desvalidos y los vulnerables, pero sobre todo con el
sufrimiento de los desprotegidos, los indefensos y los inocentes. —Reverendo Andrew Linzey
¿Por qué los cristianos deberían ser vegetarianos?
El
mensaje de Jesús es de amor y compasión, sin embargo, no hay nada de
amoroso o compasivo en los mataderos o en las granjas industriales, en
donde los animales llevan vidas miserables y son asesinados de una forma
violenta y sangrienta. Jesús ordena bondad, misericordia, compasión y
amor hacia toda la creación de Dios. Él estaría horrorizado por la
cantidad de sufrimiento que ocasionamos a los animales sólo para
complacer el gusto que hemos adquirido por su carne.
Los
cristianos tenemos una elección: cuando nos sentamos a comer podemos
aumentar el nivel de violencia, sufrimiento y muerte en el mundo, o
podemos respetar Su creación adoptando una dieta vegetariana.
Elige compasión, no crueldad
El
Jardín del Edén, el mundo perfecto de Dios, era vegetariano (Génesis
1,29–30). Acto seguido, Dios llama «buena» a esta relación ideal y
no-explotadora (Génesis 1,31). De allí siguieron muchos años de
humanidad caída, cuando las personas tomaron esclavos, hicieron guerras,
comieron animales y cometieron otros actos violentos. Pero los profetas
nos dicen que el reino pacífico será no-violento y vegetariano; incluso
el león habitará con el cordero (por ejemplo, Isaías 11). Jesús es el
Príncipe de Paz que abre esta nueva era de no-violencia. Cuando los
cristianos oramos «Que se haga tu voluntad en la tierra como en el
cielo», la oración que nos fue enseñada por Jesús, esto nos obliga a
cambiar nuestras vidas, a elegir aquello que sea lo más misericordioso y
amoroso posible. No habrá granjas industriales ni mataderos en el
cielo.
Dios
creó a todos los animales con la capacidad de sentir dolor y
sufrimiento. Pero en las granjas industriales actuales a los animales se
les cortan los cuernos, el pico y son castrados sin anestesia. Para
aumentar al máximo las ganancias, son hacinados en el menor espacio
posible y son reproducidos genéticamente. Esto ocasiona que casi todos
sufran de cojera, deformidades en las patas o fracturas, pues sus
miembros no pueden desarrollarse al ritmo de sus cuerpos científicamente
aumentados. Por último, son transportados sin alimento ni agua y
expuestos a la intemperie, para acabar en una espantosa e infernal
muerte.
Compasión y respeto por todos los seres que sufren
Una
dieta vegetariana es buena para tu salud y le ahorra a los animales
violencia y sufrimiento inimaginables. Recuerda: lo que hacemos con
nuestros hermanos más pequeños, lo hacemos con Él.
Análisis básico
El
motivo principal de esta campaña es el llamado de Jesús hacia la
misericordia, la compasión y la manera en que los seres humanos tratan a
los animales. No hay nada de misericordioso o compasivo en patrocinar
las industrias que encierran, torturan y matan criaturas de Dios por la
sola razón de que la gente haya adquirido gusto por la carne.
El reino pacífico
En
el día sexto Dios creó a los animales y a los seres humanos, y en
Génesis 1,28 Dios ordena el cuidado de los animales por parte de los
humanos, estableciendo inmediatamente después una dieta vegetariana: «Yo
les entrego, para que ustedes se alimenten, toda clase de hierbas, de
semilla y toda clase de árboles frutales». La ley eterna de Dios que fue
dada a los seres humanos en el Génesis, declarada por los profetas y
reiterada por Jesús, es la ley del amor y la compasión: «Sean
compasivos, como es compasivo el Padre de ustedes».
Jesús el Misericordioso
Jesucristo
nació en un pesebre, entre los animales. Él y Juan el Bautista se
unieron a muchos otros judíos que reprobaban el sacrificio de animales y
apoyaban el vegetarianismo. Una práctica a la que Jesús se unió para
respaldar a estos judíos vegetarianos es el bautismo para el perdón de
los pecados del hombre, reemplazando así la matanza de animales en el
templo. Finalmente, fue crucificado por condenar la cultura del templo:
la cultura de vender animales para el sacrificio. Después de la matanza
los animales serían comidos. El singular acto que Jesús realizó al
enfrentarse directamente con las autoridades se lleva a cabo aquí, en el
matadero de la Palestina del siglo primero. Inmediatamente los escribas
y sacerdotes principales «se reunieron para ver la manera de acabar con
él».
La
evidencia de que Jesús y sus primeros seguidores eran vegetarianos es
fuerte. Las elocuentes escrituras de muchos de los primeros líderes de
la Iglesia dicen que, citando a San Jerónimo: «Jesucristo, quien
apareció cuando el tiempo se había cumplido, ha unido nuevamente el fin
con el principio, así que ya no está permitido que sigamos comiendo
carne animal». Considerando el predominio de santos vegetarianos sería
peculiar que Jesús no fuera vegetariano.
De
hecho, no existen escrituras en las cuales se diga que Jesús comió
cordero, lo que él seguramente habría comido en la Pascua si no hubiese
sido vegetariano. En los días de Jesús había muchos judíos que eran
vegetarianos por su fe, como los hay en la actualidad. Los
no-vegetarianos comieron cordero en la pascua, pero los vegetarianos
comieron únicamente pan ácimo (pan sin levadura), como se puede ver que
hizo Jesús.
La
evidencia indica que los primeros relatos acerca del milagro de la
multiplicación (la historia de los panes y los peces) no incluyeron el
pescado originalmente. Jesús, cuando se refiere al milagro, habla
únicamente del pan (Mateo 16,9–10; Marcos 8,19–20; Juan 6,26). Los peces
fueron agregados a las historias por una variedad de razones, una de
las cuales es que la iglesia cristiana fue y es identificada con el pez.
La palabra griega para pez, ‘ictus’, contiene las palabras que forman
la frase «Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador» (Iesous Christos Theou
Uious Soter). Los peces son un símbolo de los cristianos y la
multiplicación es una profecía sobre la naciente iglesia de Cristo.
Siguiendo a Jesús hoy
Millones
de animales son sacrificados cada año para alimento. La mayor parte de
ellos es criada en «granjas industriales» donde los animales son
hacinados, se les cortan los cuernos, el pico y son castrados sin
anestesia. Su desenlace es traumático y sucede después de un viaje
generalmente terrible y doloroso. Cada uno de estos animales tiene la
capacidad de sentir dolor y sufrimiento, al igual los gatos, los perros,
otros animales y, de hecho, nosotros mismos. Sin duda alguna los
cristianos deberían seguir al misericordioso Cristo siendo bondadosos
con los animales, y no hay nada bondadoso en la manera en que éstos son
criados y vendidos para alimento actualmente. Lo que hacemos con
nuestros hermanos más pequeños, lo hacemos con Él.
Preguntas frecuentes
¿Cómo
se pueden usar las Escrituras para probar que Jesús era vegetariano sin
tener en cuenta que las mismas están en desacuerdo con esa idea?
Hay
un adagio que dice: «La Biblia puede usarse para justificar cualquier
posición» y en cierta medida esa es una declaración aceptable. Al leer
las Escrituras se nos presentan muchos mensajes contradictorios, y es
aquí es donde la teología interviene para darle sentido a los textos
sagrados, intentando comprender el significado apropiado de su divinidad
y existencia.
Los
más prestigiosos teólogos consideran que la interpretación Bíblica es
el producto de una «revelación progresiva». Es decir, que nuestra
comprensión evoluciona a través del tiempo, del mismo modo que el
conocimiento de la ciencia, la lingüística o incluso las computadoras
evoluciona a través de los años. No hay una verdad invariable ni válida
para toda la eternidad. Hace 200 años, por ejemplo, era bien visto por
la mayoría de la gente ser un cristiano esclavista. Hace 300 años,
Galileo fue sentenciado a la cámara de tortura por su creencia de que la
Tierra no es el centro del universo. Hace 500 años, Martín Lutero
declaró que «las casas y las sinagogas de los judíos debían ser
quemadas» y los judíos que intentaran adorar o enseñar en público debían
ser asesinados. A pesar de los textos Bíblicos que justifican estas y
otras atrocidades, hoy en día comprendemos que la naturaleza de Dios no
admite la esclavitud, la tortura ni el antisemitismo.
El
estudio y los nuevos descubrimientos, al igual que el continuo
desarrollo de las ideas, la ética y los objetivos comunes, condicionan
la manera en que vemos la revelación Bíblica. En las Escrituras Hebreas
(Antiguo Testamento) Dios exige la muerte para toda clase de «pecados»,
desde el adulterio hasta la hechicería hasta maldecir a los propios
padres. Una historia en el libro de Números cuenta de un hombre que
reúne madera en el Sabath y es apedreado hasta la muerte enfrente de
Moisés, «según había mandado Yavé». La mayoría de los patriarcas
tuvieron esclavos y varias esposas. Samuel, hablando en nombre de Dios,
ordena a Saúl «matar hombres y mujeres, jóvenes y niños, bueyes y
ovejas, camellos y burros» (1 Samuel 15). El Papa Juan Pablo II ha dicho
que cualquier interpretación de las Escrituras que contradiga una
comprensión racional de la bondad y la misericordia de Dios es
incorrecta.
Naturalmente,
también hay pasajes bíblicos que justifican comer y explotar a los
animales. No obstante, hay muchos otros pasajes que justifican el
asesinato de inocentes en la guerra, la esclavitud, la quema de brujas,
el antisemitismo y otras acciones claramente inmisericordes, violentas e
inmorales. Las Buenas Nuevas es que hay argumentos Bíblicos en mayor
cantidad y mucho más fuertes en pro de tratar a todos los animales, ya
sean humanos o no, como a los prójimos de Dios: dignos de respeto y
compasión; para cuidarlos, no para explotarlos, torturarlos o matarlos.
La
mayoría de nosotros estaríamos de acuerdo en que causar daño a un perro
o un gato es inmoral e incluso anticristiano. Es racional y
Bíblicamente acertado proponer, entonces, que hacer daño a cualquier ser
vivo, incluyendo vacas, pollos, cerdos y peces, es igualmente inmoral.
Un Dios amoroso y misericordioso, el Dios de los profetas y del apacible
Jardín del Edén, no aprobaría el abuso de animales. Según la tradición
cristiana, el «Príncipe de Paz» profetizado en Isaías es Jesucristo.
Sería inconcebible para el Príncipe de Paz comer animales, considerando
el plan original de Dios para el Jardín del Edén y la visión de Isaías
acerca del «fin de los tiempos», cuando incluso el león habitará con el
cordero y la violencia y el derramamiento de sangre ya no serán más.
¿No come Jesús pescado después de la resurrección y sirve pescado durante el milagro de la multiplicación?
Las
únicas Escritas que describen a Jesús comiendo o proveyendo carne de
cualquier tipo involucran pescado: se dice que Jesús comió pescado con
los discípulos después de la resurrección. Durante su vida se le muestra
multiplicando peces y panes para alimentar a los campesinos que se han
reunido a escuchar su predicación.
Pensar
en estas historias a la luz de toda la evidencia de que Jesús fue un
vegetariano quien tomó la compasión por los animales muy seriamente, nos
ayuda a recordar que Jesús habló en arameo, los Evangelios fueron
escritos en hebreo varias generaciones después de la resurrección, y las
primeras versiones que tenemos son traducciones griegas del siglo
cuarto: después de más de 300 años, dos traducciones y muchas
transcripciones posteriores a la resurrección.
Entonces, ¿qué tan ciertas son las historias acerca del pescado en la vida de Jesús?
La
evidencia indica que las historias posteriores a la resurrección son
adiciones tardías a los Evangelios y que los primeros relatos del
milagro de la multiplicación (la historia de los panes y los peces) no
incluyeron originalmente el pescado.
Consumo de pescado posterior a la resurrección
La
mayoría de los expertos coinciden en que las narraciones posteriores a
la resurrección en donde Jesús come pescado, fueron agregadas a los
Evangelios mucho tiempo después de ser escritos, con el fin de poner
orden a diversos cismas de la temprana iglesia (por ejemplo, los
marcionitas y otros primeros cristianos no creyeron que Jesús volvió
realmente en la carne. ¿Qué mejor manera de probarlo que describirlo
comiendo?). Aparentemente, los escribas que agregaron las historias no
eran renuentes a comer pescado. Pero dado que esa es la única alusión en
cualquier parte de los Evangelios de Jesús comiendo cualesquiera
animales en modo alguno, claramente se ve que él fue vegetariano.
Los panes y los peces
Aunque
la definición técnica de un vegetariano no sería contradicha por el
hecho de multiplicar peces que ya están muertos para alimentar personas
cuyo gusto no está opuesto a comer pescado, hay algunos puntos
interesantes que deben observarse en esta historia. Primero: los
discípulos preguntan a Jesús dónde conseguirán suficiente pan para
alimentar a las multitudes, sin pensar nunca en comprar pescado u otros
productos animales y sin sugerir jamás una expedición para pescar, a
pesar de estar al lado de un mar. Además, la evidencia indica que la
historia de los panes y los peces no incluyó originalmente el pescado.
Por ejemplo, los primeros relatos (pre-evangelios) de este milagro no
incluyen el pescado, y Jesús, cuando se refiere al milagro, habla
únicamente del pan (por ejemplo, Mateo 16,9–10; Marcos 8,19–20; Juan
6,26).
Los
peces fueron agregados a las historias por escribas griegos porque la
palabra griega para pez, ‘ictus’, es una abreviatura de la frase
«Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador» (Iesous Christos Theou Uious
Soter). De hecho, el pez es todavía el símbolo de la cristiandad. En
ésta interpretación la multiplicación representa una profecía sobre la
naciente iglesia y no tiene nada que ver con comer animales.
Algunos
expertos afirman además que la palabra griega para ‘alga-pescado’ (una
alga seca) ha sido traducida erróneamente en esta historia como
‘pescado’. Sin lugar a dudas es más probable que la alga-pescado se
encontrara con el pan en una canasta, y además ésta es todavía un
alimento popular entre los campesinos judíos y árabes similares a la
gente con quien Jesús hablaba.
Conclusión
Así
pues, ¿qué tuvo que decir definitivamente Jesús sobre la pesca? Jesús
invita a muchos pescadores a alejarse de su ocupación de matar animales y
manifiesta por medio de ellos el mostrar compasión hacia todos los
seres, citando a Oseas: «Yo quiero amor, no sacrificios». En cada
ocasión, ellos abandonan inmediatamente su trabajo de pescadores para
seguir a Jesús (por ejemplo, Marcos 1,16–20). Esto se asemeja al llamado
de Jesús a otras personas implicadas en actividades que no son
consecuentes con su mensaje de misericordia y compasión.
Millones
de peces son asesinados cada año para alimento en este país. Todos
comprendemos que es inmoral —contrario a la misericordia cristiana—
torturar perros y gatos. Y es igualmente anticristiano torturar o matar
(o pagar a otros para que torturen o maten) peces y otros animales.
Aunque los peces no sean capaces de gritar de dolor, tienen la misma
capacidad para sufrir y el mismo derecho a nuestra compasión cristiana
como lo tienen los perros, los gatos y otros seres humanos.
¿No otorgó Dios dominio a los humanos sobre los animales?
Históricamente
las Escrituras se han usado para justificar la esclavitud, el abuso de
menores, el abuso conyugal y la poligamia, así que debemos tener cuidado
en no emplearlas erróneamente para justificar la matanza de animales.
Según
el libro de Génesis, Dios creó a todos los animales, incluyendo a los
seres humanos, en el día sexto. En Génesis 1,28 Dios dice: «Manden a los
peces del mar, a los pájaros del cielo y a cuanto animal viva en la
tierra». Inmediatamente después, en Génesis 1,29, Dios afirma: «Yo les
entrego, para que ustedes se alimenten, toda clase de hierbas, de
semilla y toda clase de árboles frutales». Cualquier cosa que signifique
la palabra traducida como ‘mandar’, no implica que tengamos derecho a
matar y comer animales. De hecho, la mayoría de los teólogos reconocen
que esta palabra se traduce más acertadamente como ‘proteger’, y que el
significado de este texto es que se supone que los humanos deben ser los
encargados y los guardianes, brindando protección y respetando a todos
los seres con quienes compartimos el regalo de la creación.
El
Teólogo Reverendo Andrew Linzey afirma que «necesitamos un concepto de
nosotros mismos en el universo, no como la especie dominante, sino como
la especie sirviente; como la única a quien se le asignó la
responsabilidad y el bienestar de todos. Debemos cambiar nuestra idea de
que los animales nos fueron dados y fueron hechos para nosotros por la
idea de que fuimos hechos para la creación, para servirla y asegurar su
conservación. Esto es realmente un poco más de la teología del capítulo 2
del Génesis. El Jardín está hermosamente elaborado y lleno de vida, y
los humanos son creados específicamente para encargarse de él».
Génesis
9, el texto frecuentemente citado como justificación para comer
animales, es reconocido por la mayoría de los teólogos ya sea como una
concesión temporal posterior al diluvio (toda la vegetación se había
destruido) o como una concesión al pecado humano (Génesis 9 también se
usa para justificar la esclavitud). San Jerónimo escribió: «En cuanto al
argumento de que en la segunda bendición de Dios (Génesis 9,3) se dio
permiso para comer carne —un permiso que no fue dado en la primera
bendición (Génesis 1,29)—, sabed que así como el permiso para
divorciarse, según las palabras del Salvador, no fue dado desde un
principio, sino que fue otorgado a la raza humana por Moisés a causa de
la dureza de nuestros corazones (Mateo 19), de igual manera el comer
carne era desconocido hasta el Diluvio… »
¿No exige Dios sacrificio de animales?
No.
Las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento) y Cristianas (Nuevo
Testamento) se oponen al asesinato de animales desde el principio hasta
el final. En las Escrituras Hebreas Dios es amor: desde el apacible
Jardín del Edén hasta las visiones del fin de los tiempos de los
profetas, donde incluso el león habitará con el cordero. En las
Escrituras Cristianas todo el ministerio de Jesús está en contra del
sacrificio de animales, desde su primera actividad (el bautismo) hasta
la última (la crucifixión). Curiosamente la pregunta acerca del
sacrificio de animales está en medio de la pregunta sobre el
vegetarianismo de Jesús, ya que el sacrificio de animales era seguido
por el consumo de sus cadáveres.
Las Escrituras Hebreas:
No
existe el sacrificio de animales en el mundo ideal de Dios, tal como
está representado en el Jardín del Edén y en el Santo Monte de Dios
pronosticado por los profetas (Isaías 11). De hecho, el Jardín es
enteramente vegetariano (Génesis 1,29) y Dios nunca exigió la matanza de
animales (Jeremías 7,22).
Miqueas,
Amós, Isaías, Jeremías y Oseas condenan el sacrificio de animales.
Oseas y Jeremías afirman explícitamente que los seres humanos crearon el
sacrificio de animales como una excusa para consumir carne: «Si me
ofrecen sacrificios, es sólo por el interés de comerse la carne. Pero
Yavé no los acepta y, en adelante, va a tener presente su falta, va a
castigar sus pecados y los va a mandar nuevamente a Egipto». (Oseas
8,13.)
Las
Escrituras Hebreas se han usado a través de los tiempos para justificar
muchas atrocidades, desde la esclavitud, la quema de brujas, la
Inquisición, hasta el abuso conyugal y de menores. Galileo fue
sentenciado por el Papa a ser torturado hasta que se retractara de la
herejía de que la Tierra gira alrededor del sol, lo cual es contradicho
por el Génesis. Según el Levítico, las brujas debían ser quemadas y los
adúlteros, los niños desobedientes y las personas que infringieran el
Sabath debían ser apedreados hasta la muerte. Los leprosos e
incapacitados eran sucios y no debían entrar en el templo. En el libro
de Números (16) un pobre hombre fue apedreado hasta la muerte por reunir
madera en el Sabath. Es asesinado por Moisés y los israelitas como Dios
manda. A Lot se le considera honrado incluso después de ofrecer sus
hijas vírgenes a los hombres que se encuentran afuera de la entrada en
la historia de Génesis (19).
El
punto aquí no es que Dios sea violento y cruel. Dios es Amor, como lo
dejan en claro Sus palabras mediante los profetas. El Antiguo Testamento
es más una historia que una explicación del propósito de Dios, con
excepción del Jardín del Edén (el mundo ideal de Dios, por el que todos
nosotros debemos esforzarnos) y las visiones proféticas (donde Él nos
dice que para conocerlo se debe ser justo, misericordioso y humilde). El
consumo de carne hace parte de la creación caída, al igual que apedrear
a alguien por adulterio y la conducta de «ojo por ojo», ambas de las
cuales son exigidas por Dios según una anticuada lectura de las
Escrituras Hebreas, pero son denunciadas por los profetas y condenadas
por Jesús como una interpretación equivocada.
Las Escrituras Cristianas:
Jesús
se opone al sacrificio de animales desde la primera actividad de su
ministerio (el bautismo) hasta la última (la crucifixión). Su vida está
dedicada a predicar la compasión y la misericordia y se opone
explícitamente al culto del templo: un culto de sacrificio de animales.
Hay cuatro puntos especialmente importantes:
Primero:
en los tiempos de Jesús, el sacrificio de animales era considerado por
muchos como el único método para el perdón de los pecados. Los judíos
vegetarianos radicales vieron la ley eterna de Dios, la ley del Jardín
del Edén y los profetas (por ejemplo, Oseas 2,18, Isaías 11,6–9), e
instituyeron el bautismo para el perdón de los pecados. Así, en el curso
de su ministerio, Jesús expresa varias veces, citando a los profetas,
que sus seguidores deben comprender lo que Dios quiere decir cuando Él
se expresa a través del profeta Oseas: «Yo quiero amor, no sacrificios».
(Mateo 9,13; 12,6–7.) Dios habla aquí del sacrificio de animales.
El
énfasis sobre el bautismo en el Evangelio y en Hechos de los Apóstoles
no tiene el mismo impacto en nosotros de lo que lo tenía en la Palestina
del siglo primero. Pero la gente de los tiempos de Jesús entendía que
el bautismo representaba un rechazo completo de la violencia y el
derramamiento de sangre involucrados en el asesinato de animales para la
remisión. Juan el Bautista prepara el camino de Jesús apareciendo en el
desierto, «predicando su bautismo por toda la región del río Jordán,
diciéndoles que cambiaran su manera de vivir para que se les perdonaran
sus pecados». Lucas explica que «el llamado de Dios» es el bautismo para
el perdón de los pecados, «en cambio, los fariseos y los maestros de la
Ley despreciaron la invitación de Dios y se perjudicaron a sí mismos al
no hacerse bautizar por él». Este completo rechazo al sacrificio de
animales (y a la dieta carnívora que lo acompaña) no puede ser ignorado.
Segundo:
el sacrificio de animales se efectuaba en el templo, siendo ésta la
razón por la cual los judíos vegetarianos de los tiempos de Jesús
estaban en contra del templo. Jesús habla constantemente de desocupar el
templo y demolerlo. Jesús entra en el templo y lanza fuera de él a los
cambistas de dinero y a los vendedores de animales. Él cita a Jeremías
7, algo que los Palestinos del siglo primero habrían recordado:
Jeremías
7 muestra a Dios diciendo que Él nunca pretendió el sacrificio de
animales, y también lo muestra haciendo la relación directa entre el
sacrificio de animales y el consumo de carne. Juan el Apóstol establece
esto como el primer acontecimiento del ministerio de Jesús y lo sitúa
con anterioridad al Sabath («Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús
subió a Jerusalén. Hasta el templo»). Entonces Jesús entra en el templo e
impide que la gente sacrifique animales para la comida del Sabath. El
punto crucial es que aquellas personas únicamente estaban vendiendo
animales y justamente para el sacrificio, después de lo cual comían la
carne del animal sacrificado.
Tercero:
los judíos vegetarianos, como una característica importante de su fe,
celebraban una Pascua vegetariana perfectamente ortodoxa. Juan ubica el
primer milagro de la multiplicación en la época de la Pascua, sin
embargo, los discípulos tan sólo preguntan a Jesús: «¿Cómo vamos a
hallar bastantes panes para alimentar a tanta gente?», incluso sin tener
en cuenta el cordero, lo que seguramente habrían comido si no hubieran
sido unos vegetarianos opuestos al sacrificio de animales. La última
cena fue una comida de Pascua y también, según se puede ver, una comida
vegetariana. Según Juan, Jesús expulsó del templo a quienes sacrificaban
animales para la Pascua, en un rotundo rechazo a la idea de que en la
Pascua se requiere la muerte de un cordero.
Cuarto
(y último): para los cristianos, la muerte de Jesús en la cruz es el
sacrificio final, y sus seguidores continúan celebrando Su memoria con
comida vegetariana, pan y vino.
Conclusión:
El
sacrificio de animales nunca fue parte del plan de Dios, como se puede
constatar claramente en Génesis 1. El sacrificio de animales fue
condenado por Dios por medio de los profetas y por medio de Jesús a lo
largo de toda su vida. La oposición de Jesús con respecto a la matanza
de animales es una fuerte evidencia de su dieta vegetariana.
Si
Dios no ordena el consumo de carne ¿por qué hay tantas leyes acerca de
que la carne es y no es pura, y por qué Jesús no condena plenamente el
consumo de carne?
Las Escrituras Hebreas (Antiguo Testamento):
Hay
«leyes kosher», así como hay leyes que controlan la realización de
guerras y la esclavitud. Las leyes kosher también son estrictas en lo
que se refiere a desalentar el consumo de animales. Un Dios amoroso,
compasivo y misericordioso no tolera que los seres humanos maten o
esclavicen a otros y tampoco tolera la explotación de animales. Las
leyes sobre lo kosher, la esclavitud y la realización de guerras se
destinan para hacer que las guerras, la esclavitud y el consumo de carne
sean menos violentos que las prácticas de la época. Por ejemplo, las
Escrituras nos dicen que no debemos comer animales mientras aún están
vivos, prohibiendo así la práctica, común en esos tiempos, de cortar en
trozos partes de animales (por ejemplo, las jorobas de los camellos)
mientras se les mantiene con vida y sumidos en un sufrimiento
extremadamente impresionante.
Las
Escrituras Hebreas se han usado a través de los años para justificar
muchas prácticas crueles y violentas (tal como el abuso conyugal y de
menores, la esclavitud y la guerra). Es deplorable que se continúen
usando para justificar la explotación de animales.
Las Escrituras Cristianas (Nuevo Testamento):
La
oposición de Jesús con respecto al sacrificio de animales y al templo,
ambos fuertemente relacionados con el consumo de carne en la cultura
Palestina del siglo primero, habría sido entendida por sus oyentes como
una oposición al consumo de carne. En la respuesta a la pregunta
anterior ya se habló acerca del sacrificio de animales.
Sin
embargo, en los cuatro Evangelios que se incluyen en nuestro canon no
se ve a Jesús rechazando la esclavitud, el sometimiento de mujeres y
niños, o muchas otras injusticias. Y de igual manera, éstas y otras
injusticias han sido justificadas por los cristianos a través de los
años. Pero el mensaje principal de misericordia y compasión de Jesús no
puede reconciliarse con lo que todos sabemos que ocurre en las granjas
industriales y en los mataderos, que son quizá los lugares más violentos
e inmisericordes sobre la tierra.
Finalmente,
Jesús habló en arameo, los Evangelios se escribieron originalmente en
hebreo y nuestras primeras traducciones son las versiones griegas del
siglo cuarto aprobadas y alteradas por el emperador Constantino, un
consumidor de carne. Todas las versiones anteriores se destruyeron por
herejía. Según algunos expertos, Jesús condena el consumo de carne, pero
en evangelios que fueron suprimidos y en pasajes que fueron editados en
la temprana iglesia por escribas consumidores de carne. Un ejemplo de
esto es El Evangelio de los Doce Santos, donde Jesús dice:
«En
verdad os digo que quien saca ventajas del perjuicio ocasionado a una
criatura de Dios, no puede ser honesto. Tampoco pueden cuidar de las
cosas santas o enseñar los misterios del Cielo, aquellos cuyas manos
están manchadas con sangre o cuya boca está ensuciada con carne.»
«Dios
da los granos y los frutos de la tierra para alimento; y para el hombre
honesto no hay ningún otro alimento legítimo para el cuerpo.»
«Por
eso digo a todos los que quieren ser Mis discípulos: mantened vuestras
manos libres del derramamiento de sangre y no permitáis que carne alguna
entre a través de vuestros labios, pues Dios es justo y bondadoso y ha
mandado que los hombres deben vivir sólo de los frutos y semillas de la
tierra.»
«No
comeréis la carne ni beberéis la sangre de ninguna criatura matada, ni
otras cosas que dañen vuestra salud o vuestra conciencia.»
«Cuando
venga a vosotros alguien que coma carne y beba bebidas fuertes, que
tales hombres se queden en el antepatio hasta que hayan purificado los
errores más graves; pues hasta que no los capten y se arrepientan no
serán capaces de recibir las instrucciones más elevadas.»
Y también El Evangelio Esenio de la Paz:
«"No
matarás", pues Dios da a todos la vida, y lo que Dios ha dado no debe
el hombre arrebatarlo. Pues en verdad os digo que de una misma Madre
procede cuanto vive sobre la tierra. Por tanto quien mata, mata a su
hermano. (…) Y la carne de los animales muertos en su cuerpo se
convertirá en su propia tumba. Pues en verdad os digo que quien mata se
mata a sí mismo, y quien come la carne de animales muertos come del
cuerpo de la muerte.»
«No
matéis, ni comáis la carne de vuestra inocente presa, no sea que os
convirtáis en esclavos de Satán. Pues ese es el camino de los
sufrimientos y conduce a la muerte. […] Obedeced, por tanto, las
palabras de Dios: "Mirad, os he dado toda hierba que lleva semilla,
sobre la faz de toda la tierra, y todo árbol, en el que se halla el
fruto de una semilla que dará el árbol. Este será vuestro alimento".»
«Quien
mata al animal sin causa alguna, sin que éste le ataque, por el deseo
de matar, o por su carne, o por su piel, o incluso por sus colmillos,
malvada es la acción que comete, pues él mismo se convierte en bestia
salvaje. Y por tanto su fin ha de ser también como el fin de los
animales salvajes.»
«Dios
ordenó a vuestros antepasados: "No matarás". Pero su corazón estaba
endurecido y mataron. Entonces, Moisés deseó que por lo menos no matasen
hombres, y les permitió matar a los animales. Y entonces el corazón de
vuestros antepasados se endureció más aún, y mataron a hombres y
animales por igual. Mas yo os digo: No matéis ni a hombres ni a
animales… »
¿No dijo Pablo que podemos comer carne?
Hay
gran cantidad de controversia alrededor de las escrituras de Pablo,
entre algunos cristianos que las toman como absolutamente precisas y la
mayoría de los expertos que concuerdan en que algunas de las cartas
fueron escritas muchos años después de su muerte. Pablo indudablemente
escribía a una comunidad específica en un período específico de la
historia. Sus escrituras sobre el consumo de carne indican su deseo de
incluir gentiles convertidos (en su mayoría carnívoros) y los cristianos
judíos discípulos directos de Jesús (en su mayoría vegetarianos). Pablo
tiene un gran deseo de reunir a los propietarios de esclavos (Filemón) y
a los comedores de carne, a pesar de la contradicción directa que
tienen el consumo de carne y la esclavitud con la recomendación de Jesús
de que los seres humanos deben ser compasivos y misericordiosos.
Pablo
escribía a una iglesia profundamente dividida por una variedad de
motivos. Por alguna razón, él respaldó la esclavitud (I Corintios
7,20–24; Efesios 6,5; Colosenses 3,22; I Timoteo 6,1–2; Tito 2,9–10;
Filipenses 1), el sometimiento de las mujeres, el celibato y la
obediencia completa de los niños. Las escrituras de Pablo se han usado a
través de los años para justificar la esclavitud, el abuso y el dominio
conyugal y de menores (incluso el asesinato), la expansión occidental y
la masacre de nativos estadounidenses. Es muy importante que seamos
excepcionalmente cuidadosos en no emplear erróneamente las escrituras de
Pablo para justificar el cruel abuso que cometemos con los animales, el
cual es inherente a su cría y matanza para transformarlos en comida.
¿No somos los humanos naturalmente carnívoros?
Realmente,
no somos carnívoros por naturaleza. Los animales carnívoros tienen
colmillos curvos, garras y un tracto digestivo corto. Los seres humanos
no poseemos garras ni colmillos. Tenemos molares planos y un tracto
digestivo largo más apropiados para una dieta de vegetales, frutas y
granos. El cuerpo de los animales carnívoros constituye una máquina
perfecta para matar; sus estómagos tienen más ácido clorhídrico que el
del hombre para desdoblar rápidamente el alimento. Ellos son animales
feroces y asesinos por naturaleza; no poseen sentimientos y menos
compasión hacia sus víctimas a las cuales devoran inmediatamente, o sea,
que comen carne fresca y su organismo está diseñado para digerirla.
Muchas mujeres y hombres serían incapaces de asesinar a un animalito
cruelmente enterrándole, ellos mismos, un afilado cuchillo en el
corazón. No serían capaces de verlos chillar de dolor. El problema,
entonces, es pagar a otros para que maten: ojos que no ven, corazón que
no siente. Además, comer carne es peligroso para nuestra salud:
contribuye a las enfermedades cardiacas, al cáncer y a un sinfín de
problemas de salud.
Los animales matan a otros para sobrevivir, ¿por qué no podemos hacerlo nosotros?
La
mayoría de los animales que matan para alimentarse no podrían
sobrevivir si no lo hicieran, lo cual no es el caso para nosotros.
Estamos mejor sin comer carne. Además, no tomamos ejemplo de otros
animales para nuestras conductas morales en otros aspectos. Por ejemplo,
algunos animales pelean a muerte por un compañero, cometen violaciones o
se comen a sus crías. Que ocurran tales sucesos «naturales» no quiere
decir que vamos a legalizar la violación, el asesinato o el
infanticidio.
La
realidad permanece: los mataderos y las granjas industriales son
lugares violentos y sangrientos. Todos comprendemos que es inmoral
hacerle daño a un perro o un gato, y es igualmente inmoral pagarle a
alguien para que cause daño a un pollo, una vaca, un cerdo, un pavo o a
cualquier otro animal.
Lo que puedes hacer
Jesús
llama a sus seguidores hacia una vida de misericordia y compasión. Hay
muchas maneras de mostrar compasión y respeto por los animales,
incluyendo acciones tan simples como poner una calcomanía en tu
automóvil, usar un botón, una camiseta, etc. Todos estos son valiosos
métodos para mostrar tu apoyo a la protección de los animales, aunque
sólo requieren de un pequeño esfuerzo.
Lo
mejor que puedes hacer para detener el sufrimiento de los animales es
adoptar una dieta vegetariana humana y saludable, no usar cuero ni
pieles, utilizar únicamente artículos de compañías que no prueban sus
productos en animales y evitar los circos, zoológicos, plazas de toros y
otras actividades donde los animales sean explotados o abusados.
También
puedes orar por tu propia implicación en el sufrimiento de los
animales, orar por el bienestar de ellos y por la transformación de la
sociedad, unirte a un grupo de bienestar animal en tu comunidad u
organizar un programa educativo en tu iglesia. Las posibilidades son
ilimitadas.
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