SAN PANTALEÓN,
Mártir
† clavado en un árbol y decapitado hacia el año 305
Mártir
† clavado en un árbol y decapitado hacia el año 305
Patrono de los médicos; víctimas de torturas. Protector contra la tuberculosis.
Yo conozco tus obras,
tienes nombre de vivo, pero estás muerto.
(Apocalipsis 3, 1)
tienes nombre de vivo, pero estás muerto.
(Apocalipsis 3, 1)
Hecho cristiano, San Pantaleón, médico rico de Nicomedia, no abandonó
su profesión; no hizo sino ejercerla con más éxito: sanaba a los
enfermos invocando el nombre de Jesús. Los médicos paganos, envidiosos
de sus curaciones maravillosas que de este modo efectuaba, lo
denunciaron al emperador Maximiano. Éste le hizo sufrir los más crueles
tormentos; pero el santo, alentado por la aparición del Salvador mismo,
los soportó con invencible valor. Fue por fin decapitado hacia el año
305.
MEDITACIÓN
SOBRE LAS ENFERMEDADES DE NUESTRA ALMA
I. El pecador está ciego: no ve ni las recompensas del paraíso ni las
penas del infierno, ni la belleza de la virtud ni la fealdad del vicio;
no considera sino el falso brillo de las riquezas, los encantos falaces
de los placeres y el vano aparato de la gloria mundana. Pecador, abre
por fin tus ojos; considera que esos tesoros te abandonarán a tu muerte,
que esos placeres y esos honores se desvanecerán como un sueño. Di a la vanagloria: adiós, eres sólo falsía y, en partiendo, eres nada (San Clemente de Alejandría).
II. El pecador está enfermo. El desorden de los humores es la causa
de las enfermedades del cuerpo; el desorden de las pasiones es la fuente
de las enfermedades del alma; ellas turban nuestra razón y le impiden
dirigirse a Dios. ¿De dónde provienen tus pecados? Del desorden de tus
pasiones: amas lo que deberías odiar, te horroriza lo que deberías amar.
Pasa revista a tus pasiones, examina tus deseos, tus inclinaciones y
tus aversiones; y, después que hayas conocido su desorden, di a Dios: Señor, el que no os ama está enfermo.
III. El pecador no sólo está enfermo, sino que está muerto, puesto
que ha perdido la gracia; es más difícil convertir a un pecador que
resucitar a un muerto. ¡Oh supremo Médico de nuestras almas, Vos que
habéis dado vuestra vida para librarnos de la muerte del pecado,
resucitadnos! Hagamos todo lo que podamos para salir del pecado y
pidamos a Dios que tenga piedad de nosotros. Estoy enfermo, llamo al
médico; estoy ciego, corro a la luz; estoy muerto, suspiro por la vida.
Vos sois el Médico, la Luz y la Vida, ¡oh Dios de Nazaret! (San
Agustín).
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El conocimiento de sí mismo.
Orad por los enfermos.
Orad por los enfermos.
ORACIÓN
Haced, os lo rogamos, Dios omnipotente, que la
intercesión de San Pantaleón, vuestro mártir, libre nuestro cuerpo de
toda adversidad y purifique nuestras almas de todo mal pensamiento. Por
J. C. N. S.
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