miércoles, 2 de noviembre de 2011

DEP Luis Donday, siempre presente

"Aunque Dios nos lo quite todo, nunca nos dejará sin El, mientras no lo queramos. Pero hay más; nuestras pérdidas y separaciones no son más que por breve plazo."

San Francisco de Sales
[Corona y cruz]
RÉQUIEM
PARA UN SER QUERIDO

Silencio y paz.
Fue llevado al país de la vida. ¿Para que hacer preguntas? Su morada, desde ahora, es el Descanso, y su vestido, la Luz. Para siempre.
Silencio y paz. ¿Qué sabemos nosotros?

Dios mío, Señor de la Historia y dueño del ayer y del mañana, en tus manos están las llaves de la vida y la muerte. Sin preguntarnos, lo llevaste contigo a la Morada Santa, y nosotros cerramos nuestros ojos, bajamos la frente y simplemente te decimos: esta bien. Sea.

Silencio y paz.

La música fue sumergida en las aguas profundas, y todas las nostalgias gravitan sobre las llanuras infinitas.

Se acabó el combate. Ya no habrá para él lágrimas, ni llanto, ni sobresaltos. El sol brillará por siempre sobre su frente, y una paz intangible asegurará definitivamente sus fronteras.

Señor de la vida y dueño de nuestros destinos, en tus manos depositamos silenciosamente este ser entrañable que se nos fue.

Mientras aquí abajo entregamos a la tierra sus despojos transitorios, duerma su alma inmortal para siempre en la paz eterna, en tu seno insondable y amoroso, oh Padre de misericordia.

Silencio y paz.

*****
NUESTROS QUERIDOS SERES

Parecemos devolvértelos a Ti, oh Dios, de Quién los recibimos. Pero así como Tú no los perdiste al darlos a nosotros, tampoco los perdemos cuando regresan a Ti.

Oh Amante de Almas, Tú no das como el mundo da. Lo que das no quitas, pues lo que es Tuyo, también es nuestro puesto que somos Tuyos, y Tú eres nuestro.

La vida es eterna, el amor es inmortal; la muerte no es más que horizonte, y el horizonte no mas que límite de nuestra visión.

¡Levántanos, oh Poderoso Hijo de Dios, para poder ver más allá; enjuga nuestros ojos para mirar con luz más clara; acércanos a Ti para sentirnos junto a Ti y hallarnos cerca de nuestros queridos seres que están contigo!

Y mientras preparas un lugar para nosotros, prepáranos a nosotros también para esa tierra feliz, por que donde estés, estemos nosotros también, por siempre. Amén.

Padre Bede Jarret

Luis Donday, siempre presente

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