jueves, 24 de abril de 2014

Jesucristo fue vegetariano


El evangelio original, representa las enseñanzas de Cristo, el señor del amor y la compasión a todos los seres vivos, incluyendo animales y seres humanos. Los sacerdotes romanos en Nicea las eliminaron del Evangelio, que cambiaron radicalmente para ser aceptables a Constantino el Grande, que amó las carnes rojas y el vino que fluye de sus banquetes nocturnos demasiado para aceptar una religión que prohibió estos placeres, que eran una razón principal por la que él persiguió tan amargamente a cristianos tempranos que abogaron estas doctrinas.  Por esta razón los padres de la iglesia cambiaron el evangelio de una manera tal que el amor y la compasión fueron limitados solamente a los seres humanos pero todos los  animales de la vida fueron excluidos de recibir estas ventajas

Se sabe claramente que los Esenios (los primeros seguidores de Jesucristo) eran vegetarianos; el viejo testamento dice que aquel que mata un buey es igual que aquel que mata un hombre. El padre Canciani de Roma dice en su libro “Jesucristo fue vegetariano” que a través de una investigación con base en antiguos documentos del Vaticano, se comprueba que los primeros cristianos fueron vegetarianos y fueron perseguidos por los ganaderos romanos por predicar el vegetarianismo. Con clara razón el apóstol San Pablo en su carta 14 escribió: No tomen vino ni coman carne.
Jesucristo nació en un pesebre, entre los animales. Él y Juan el Bautista se unieron a muchos otros judíos que reprobaban el sacrificio de animales y apoyaban el vegetarianismo. Una práctica a la que Jesús se unió para respaldar a estos judíos vegetarianos es el bautismo para el perdón de los pecados del hombre, reemplazando así la matanza de animales en el templo. Finalmente, fue crucificado por condenar la cultura del templo: la cultura de vender animales para el sacrificio. Después de la matanza los animales serían comidos. El singular acto que Jesús realizó al enfrentarse directamente con las autoridades se lleva a cabo aquí, en el matadero de la Palestina del siglo primero. Inmediatamente los escribas y sacerdotes principales «se reunieron para ver la manera de acabar con él».
La evidencia de que Jesús y sus primeros seguidores eran vegetarianos es fuerte. Las elocuentes escrituras de muchos de los primeros líderes de la Iglesia dicen que, citando a San Jerónimo: «Jesucristo, quien apareció cuando el tiempo se había cumplido, ha unido nuevamente el fin con el principio, así que ya no está permitido que sigamos comiendo carne animal». Considerando el predominio de santos vegetarianos sería peculiar que Jesús no fuera vegetariano.
De hecho, no existen escrituras en las cuales se diga que Jesús comió cordero, lo que él seguramente habría comido en la Pascua si no hubiese sido vegetariano. En los días de Jesús había muchos judíos que eran vegetarianos por su fe, como los hay en la actualidad. Los no-vegetarianos comieron cordero en la pascua, pero los vegetarianos comieron únicamente pan ácimo (pan sin levadura), como se puede ver que hizo Jesús.
La evidencia indica que los primeros relatos acerca del milagro de la multiplicación (la historia de los panes y los peces) no incluyeron el pescado originalmente. Jesús, cuando se refiere al milagro, habla únicamente del pan (Mateo 16,9–10; Marcos 8,19–20; Juan 6,26). Los peces fueron agregados a las historias por una variedad de razones, una de las cuales es que la iglesia cristiana fue y es identificada con el pez. La palabra griega para pez, ‘ictus’, contiene las palabras que forman la frase «Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador» (Iesous Christos Theou Uious Soter). Los peces son un símbolo de los cristianos y la multiplicación es una profecía sobre la naciente iglesia de Cristo.
Los panes y los peces
Aunque la definición técnica de un vegetariano no sería contradicha por el hecho de multiplicar peces que ya están muertos para alimentar personas cuyo gusto no está opuesto a comer pescado, hay algunos puntos interesantes que deben observarse en esta historia. Primero: los discípulos preguntan a Jesús dónde conseguirán suficiente pan para alimentar a las multitudes, sin pensar nunca en comprar pescado u otros productos animales y sin sugerir jamás una expedición para pescar, a pesar de estar al lado de un mar.
Los peces fueron agregados a las historias por escribas griegos porque la palabra griega para pez, ‘ictus’, es una abreviatura de la frase «Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador» (Iesous Christos Theou Uious Soter). De hecho, el pez es todavía el símbolo de la cristiandad. En ésta interpretación la multiplicación representa una profecía sobre la naciente iglesia y no tiene nada que ver con comer animales.
Algunos expertos afirman además que la palabra griega para ‘alga-pescado’ (una alga seca) ha sido traducida erróneamente en esta historia como ‘pescado’. Sin lugar a dudas es más probable que la alga-pescado se encontrara con el pan en una canasta, y además ésta es todavía un alimento popular entre los campesinos judíos y árabes similares a la gente con quien Jesús hablaba.
¿JESÚS ERA VEGETARIANO?

Entrevista a Monseñor Mario Canciani (1928–2007)
Consultor de la Congregación para el Clero de la Santa Sede
“Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes”, Mateo 12:7.
– ¿Cómo nació este amor suyo por los animales?
– Me enteré de que las naciones donde los animales son menos respetados y más perseguidos son las cristianas de la
Mons. Mario Canciani (1928–2007)
Mons. Mario Canciani (1928–2007)

Europa mediterránea y de América latina. También tomé nota de que los sacrificios de animales que se efectúan durante las fiestas religiosas en la catolicísima España no sólo no son condenados, sino incluso patrocinados por confraternidades y párrocos, sin que las autoridades diocesanas hagan nada por ello. Después me pregunté: ¿Por qué tanto desinterés e indiferencia, también en Italia, ante la suerte de los animales, en especial modo sobre la muerte lenta y dolorosa de los corderos que cinco veces durante la Santa Misa son evocados para simbolizar al Hijo de Dios? Subyaciendo todo esto, está el silencio absoluto de parte de la catequesis sobre el comportamiento que los cristianos deberían tener frente a los animales.
– Habrá incursionado en la historia de la religión Católica y especialmente en los textos bíblicos…
– Así es, y el resultado fue ese libro donde documento algo que muchos consideran revolucionaria: que Jesús no comió el cordero pascual y que la primera Iglesia cristiana era, sustancialmente, partidaria del vegetarianismo. Una elección que compartían Jesús y sus discípulos. El precepto de no comer carne el viernes no es sólo una invitación a la penitencia, sino el residuo de aquella antigua costumbre…
– ¿Cómo prueba usted que Jesús no comió el cordero en la Cena del Jueves Santo?
– La mayoría de los exégetas del Nuevo Testamento tanto católicos como protestantes, sostienen que no es posible hoy, desde un punto de vista histórico, establecer si el banquete de adiós de Jesús se produjo o no en el medio de una celebración pascual. Sólo una minoría se inclina decididamente por dar un carácter estrictamente pascual a la celebración de la Ultima Cena. Esta discrepancia viene desde la Iglesia antigua y deriva de las diferentes indicaciones que dan Juan y los Evangelios Sinópticos. Según Juan, la fiesta de Pascua no coincide con el día de la Última Cena sino con el siguiente…
– O sea, en el preciso momento en que, no lejos del Gólgota, se está produciendo el sacrificio de por lo menos 50 000 corderos exterminados en el templo para ser llevados a las casas.
– Exactamente. En cambio, los Sinópticos dicen algo distinto y deriva del hecho que en Jerusalén la Pascua era celebrada según dos diferentes calendarios, el tradicional ligado al ciclo solar y el de los esenios, ligado al ciclo lunar.
– ¿Quiénes eran los esenios?
– Se trata de una secta de antiguos judíos, que practicaba la comunidad de bienes y tenía gran sencillez y humildad en sus costumbres. Además, se oponían a los sacrificios de animales, lo que los había alejado de Jerusalén. Ahora bien, los hechos que cuenta Marcos, Mateo y Lucas se desarrollaron según el ciclo lunar.
– ¿Eran vegetarianos estos esenios?
– En efecto, no sólo no sacrificaban animales sino que, gracias a la dieta vegetariana que practicaban, eran muy longevos y muchos de ellos superaban los 100 años de edad, debido a la vida simple y sana que hacían.
– ¿Qué rol tienen los esenios en la fundamentación de su teoría?
– Recientes excavaciones sobre el monte Sión efectuadas por el padre Bargil Pixner han demostrado que la zona del Cenáculo pertenecía a los esenios quienes ponían las salas a disposición de los huéspedes. La cena de ellos prohibía rigurosamente la carne, que estaba también excluida de la celebración pascual. Cuando los hebreos comen el cordero pascual, Jesús yace ya en la tumba y en su cuerpo no hay traza alguna del cordero ritual. Y cuando resucita, tiene junto a sí a un cordero, que no es el que El habría comido la noche de la Cena. Quien describe esta escena es Santiago, primo de Señor, quien será jefe de la comunidad de Jerusalén por 25 años…
– ¿Qué otras pruebas dan sustento a los que usted sostiene?
– San Jerónimo escribe: “Después de la venida de Cristo no nos está permitido comer carne”. Y Jesús, que celebró la Última Cena en una casa de esenios, fue el máximo ejemplo de una misericordia infinita. Repetidamente, en sus predicaciones, había dicho que Dios no quiere sacrificios cruentos. Tengamos en cuenta que Juan y Pablo escribieron que Jesús había sustituido el sacrificio y el alimento cruento por los incruentos. Si hubiera tenido una posición contraria; sería inferior a Buda (quien pide “daya”; compasión, también por los animales), a Krishna y al mismísimo San Francisco de Asís.
– ¿Y la Biblia qué dice al respecto?
– La primera ley divino-natural se refiere al alimento específico de los hombres y de los animales. Estos últimos no han sido creados como alimento de nadie: los hombres deben comer frutos, hierbas, cereales, como afirma el Génesis. Y San Jerónimo, en un libro poco conocido pero que es uno de los más importantes de la Patrística llamadoContra Iovinianum, sostiene que el permiso dado después a Noé para que pudiera comer la carne es una interpolación en el texto sagrado, agregado tardíamente en una época de escasa religiosidad…
– ¿Son mencionados los esenios en el Nuevo Testamento?
– No, porque se han vuelto cristianos bajo el nombre ebionitas, o sea pobres, un término que se encuentra repetido 12 veces en el Nuevo Testamento, y de “nazoreis”, que aparece 6 veces. San Epifanio escribe que en ambos casos se trata de términos que quieren decir “vegetarianos”. Lo eran Pedro, Santiago, Juan y Esteban…
– ¿Hay otros testimonios que refuercen los que usted citó?
– Plinio el joven, en el año 112, escribe una famosa carta al emperador Adriano y le dice: “El Medio Oriente se ha convertido de tal manera que los ricos, los latifundistas, pierden su poder, porque los cristianos se nutren de alimentos inocuos”. Y Porfirio, quien vivió a fines del siglo III y era según San Agustín el más grande de los filósofos, escribió un libro en el que afirma que Jesús había declarado la alimentación carnívora como la alimentación de los demonios…
– ¿Cómo se explica, entonces, que los cristianos hayan empezado a comer carne?
'Los animales poseen un alma (...) están tan cerca de Dios como lo están los hombres'. Su Santidad Juan Pablo II
‘Los animales poseen un alma (…) están tan cerca de Dios como lo están los hombres’. Su Santidad Juan Pablo II

– Históricamente, cuando en las iglesias los ricos usurpan el poder, empiezan a perseguir a los verdaderos discípulos de Jesús y a sus libros, declarándolos heréticos. En el año 314 hubo también un Concilio en Angora que suspendió a todos los clérigos y los diáconos de sus funciones si no demostraban que comían carne. Se había ido consolidando en la nueva Iglesia la posición opuesta, que se hizo doctrina en dicho Concilio: “No querer comer carne, ni siquiera escondida entre las legumbres, es un ultraje al Creador que nos ha dado los animales para que los comiésemos”. Erigida esta concepción a nivel de teoría oficial, hubo también persecuciones contra los vegetarianos. El primer mártir fue Prisciliano, decapitado con otros. Pero lo importante es que, desde el siglo IV en adelante, la exhortación del Libro del Apocalipsis de no comer la carne de los animales muertos “en nombre de Dios” será letra muerta…
– ¿Y cuál es la orientación actual de la Iglesia, en su doctrina, frente a los animales?
– El Papa Juan Pablo II en su encíclica “Sollicitudo rei sociales” de 1988 ha instado a los teólogos a estudiar una nueva relación entre el hombre y los animales. Y más recientemente, en un discurso del 10 de enero de 1990, llevó la felicidad a los animalistas, creyentes o no, recordándoles la enseñanza bíblica: “No sólo en el hombre, sino también en los animales se encuentra el soplo divino”. O sea que el creyente, con una renovada responsabilidad, tiene la obligación de considerar con toda seriedad a la Creación, cuidando todo aquello que Dios le ha entregado como don. Y esto es lo que son los animales: dones del Dios Creador.
De una traducción que Edmond S. Bordeaux realizó de los textos araméicos del Evangelio de la Paz encontrados en Qumram, Jesús dice: “El Padre Celestial ha dicho: Os doy toda clase de hierba que crece en el campo, todas las legumbres y verduras que producen vuestros huertos y también toda fruta de vuestras arboledas, para que os sirvan de alimentos; además, la leche de vuestros animales y todos sus subproductos y derivados. Pero respetaréis la vida de esos animales, no los mataréis, ni comeréis sus carnes ni su sangre, pues, así no quebrantaréis la suprema Ley de No Matarás. (…) Pero el que mate un animal, aunque éste no lo ataque y sólo por el placer de matar, o por la carne, su piel o sus colmillos, éste sí que quebranta la Suprema Ley de No Matarás.” (Capítulo XXIII 10-14).
Jesús dijo: “Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes, en Mateo 12:7.

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